jueves, 10 de octubre de 2013

El soldadito y la bailarina


Había una vez un soldadito de plomo que le faltaba una pierna, nadie lo quería comprar por ser cojo. En la tienda de juguetes tan solo tenía una amiga, era una bailarina preciosa, pero también había perdido una pierna, eran amigos y estaban unidos por la misma desgracia.
Veían como entraban juguetes nuevos y rápidamente los compraban, entre estos existía mucha crueldad. Se reían de ellos.
Un día entró en la tienda un padre con su hijo, queriendo comprar algún juguete por su santo. El niño era ciego y el padre no tenía mucho dinero.
El dueño de la tienda vio  la oportunidad de vender al soldadito y a la bailarina. Al oír la explicación del dueño de la tienda de porque se los dejaba tan barato, fue el niño quién respondió:
 A mí me da igual, soy ciego y lo importante para mi es tener unos juguetes con los que jugar.

La moraleja de este cuento es que a todo el mundo no les parece igual lo hermoso y perfecto, sino que es a uno mismo a quién nos debe de parecer bonito y deseable.

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