jueves, 10 de octubre de 2013

Confesiones


Ahora paso a recordar el único momento triste y que me hace sentir mal, porque no fui buena, ni generosa, es un hecho que jamás he contado a nadie, pero que a lo largo de los años no he podido olvidar.
Os he explicado que una amiga y compañera murió, yo tenía menos de 10 años, porque con 10  se hacía el Ingreso y estaba en el colegio de mi barrio donde lo prepare, fue un mazazo, no asimile, ver a mi amiga muerta, vestida con el traje de comunión en el ataúd. Mi madre no se enteró, me llevó el colegio. Se llamaba Mary Carmen, era preciosa, con el pelo rubio, rizado y los ojos azules, muy alta y siempre estaba riendo. No entendí que de un día para otro se pudiera morir y así fue, nos dijeron  que de un corte de digestión, ahora me suena un poco raro.

Pero el hecho que me hace sentir mal, fue que dentro del ataúd habían metido sus cosas, entre ellas tebeos que yo le había dejado. Me callé, pero no me gustó nada. Fui egoísta y mezquina, antepuse durante un instante una cosa tan simple y superficial a la pena de la muerte de mi amiga. Lamentable.

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