Estoy en ese estado en el que no
sabes qué día es, que digo día, ni semana, ni mes, ni nada; tengo que reconocer
que soy muy dormilona. En esas estoy, cuando consigo abrir los ojos, hace frio,
mucho frio o por lo menos yo lo tengo, busco mis zapatillas y la bata, pero la
ropa que veo no es mía, me asusto un montón, miro a mi alrededor y no reconozco
el sitio donde me encuentro, ni mi dormitorio, ni mi cama; me entra pánico, llamo a mi madre para
preguntarle qué pasa, me levanto y en el espejo de una tocadora que no es mía,
veo a una mujer que no soy yo. Qué horror. Yo tengo 20 años, tengo que ir a
trabajar al Ministerio, estamos en época de mucho trabajo, hay varios Convenio
Colectivos, tengo que tener los papeles ordenados en sus carpetas para que los
firme D. Jesús, el Director de Trabajo.
Quiero ir al cuarto de baño a
arreglarme, pero me doy cuenta que me duele la espalda, que tengo canas, que
tengo arrugas. ¡Dios mío!, que ha pasado, no lo entiendo, me parece cosa de brujería, porque no es
posible que te acuestes con 20 años y te levantes con 68 es una pesadilla,
¿donde están los años que faltan?, ¿como los he vivido?, ¿qué clase de vida
habré tenido?.
Decido meterme en la cama a
dormir otra vez y que sea lo que Dios quiera.
CUENTO COMICO
Para la edad que tengo, 108 años
estoy bastante bien, ya no puedo andar deprisa, arrastro los pies, pero me
niego al bastón y mucho menos el andador. Ver, veo poco, por no decir casi
nada, pero ahora hay unas gotas que te las pones por la mañana y te aclaran
bastante la visión, pero claro al día siguiente tienes que repetir la
operación, esto es bueno, así estas entretenida.
La vida ha cambiado muchísimo,
ahora a todos los vejestorios estamos todos juntos, pero no son los antiguos asilos, sino casitas
pequeñas, nos traen de comer y eso sí, los hijos, nietos o biznietos por Ley
tienen que venir a darnos der comer cada día uno, se lo pagan como si
estuvieran trabajando.
Tenemos nuestras reuniones en el
jardín o en el salón, jugamos, hacemos ejercicio físico, nadamos, pilates y nos
dan las medicinas que necesitamos. Nos ponen un rato la tele, elegimos votando
lo que quieres ver al día siguiente y eso vemos, sino te gusta, te pones a leer
y hacer tertulia con otros compañeros.
Hay también amores tardíos, son
comprensibles, se está muy solo y si no tienes costumbre, se pasa mal; son
entrañables, cojiditos de la mano, parecen adolescente.
Bueno, pues todo esto que he
escrito es mentira podrida, me he quedado con todos vosotros, vete tú a saber,
primero llegar a esa edad y después que todo esté tan ordenado y reglado. Es
pura fantasía.
TESTAMENTO
No sé la vida que habrá cuando no
esté por aquí, desearía que los que hemos pasado por el mundo, hayamos dejado
alguna cosa buena, siendo objetiva, poquitas cosas, pero hay que ser optimista
y ver el vaso medio lleno.
Mi yo personal, espera dejar un
buen recuerdo en los que han compartido mi vida, en pequeñas o en grandes
parcelas.
En las pequeñas, no creo que haya
hecho daño a nadie a sabiendas, quizás sin querer o por no pensar bien lo dicho
o hecho en algún momento. Espero que sean benevolentes conmigo.
En las grandes parcelas, o sea
los que están directamente ligados a mí, por amistad o por parentesco, ahí la
cosa es más complicada, ya que no son solo palabras o hechos, sino malos
ejemplos realizados por mí, no quisiera
que alguno de ellos, llevara a alguien querido a cometer algún error
irreparable.
A mis hijos siempre les he dejado
libertad a la hora de tomar decisiones, en algunas han acertado y en otros no,
de todas formas, en estas última he tratado de estar a su lado queriéndoles
mucho.
Desearía que me vean cuando me
muera, como alguien que ha intentado ser coherente consigo misma y sobre todo
que he querido mucho a la gente de la que he tenido la suerte de tener cerca.
CARMEN
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