Amado mío:
Lo que voy a escribir, no es
propiamente una carta de amor, puesto que tu nunca la leerás; son sensaciones
sentidas por mí en otro tiempo y que no supe apreciar y mucho memos
comunicártelas.
Me sentía llena de amor, loca por
que llegara la hora de verte, de sentir tu voz tan aterciopelada, tus ojos
color de miel, profundos y sosegados y tus besos ¡Dios mío!, dulces, nunca con
prisas, ni bruscos; me abrazabas con tanto amor que me sentía levitar, era
misticismo lo que experimentaba en todo mi cuerpo, me llenaba de ti.
Cuando me iba a casa estaba
impregnada de tu olor, en cada sitio que me habías acariciado olía a ti, era
como el aire que respiraba, fresco y maravilloso.
¡Estábamos tan enamorados! Todo
era bonito y maravilloso.
Por más vuelta que he dado a todo, no sé como
pudo acabar, pero acabó.
A lo largo de los años con la
perspectiva que da el tiempo, pienso que éramos demasiado jóvenes, tan
inexpertos, tan inmaduros, cuando lo recuerdo se me pone cara de boba, no te
das cuenta de lo que estas experimentando, de que ya no volverá a ocurrir nunca
más en tu vida, te enamoraras otras veces, pero nunca como la primera vez.
De todas formas, aunque tú nunca
lo puedas llegar a saber, te llevo en mi corazón y siempre te llevaré
MARY CARMEN
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