jueves, 20 de marzo de 2014

Diálogo a solas

-- Por favor ¡basta ya de inseguridad y sentimientos de culpa!  Llevo años diciéndolo y, no sólo nunca me hiciste caso sino que incluso, llegaste  de forma injusta, a ocultarme y silenciarme.

-- Sabes perfectamente porqué lo hacía: No podía, no era capaz de enfrentarme sola a todo lo que me rodeaba. Nadie lo hubiera entendido, empezando por mis padres .

--Sí pero, estarás de acuerdo en que cada día que pasaba era peor, todo se iba complicando...

-- Para ti todo es fácil pero quien daba la cara era yo.

-- ¡Eres idiota como siempre! Si eras tu quien daba la cara es porque nunca quisiste que lo hiciera yo. Y bien que lo pedía...

--¡ Que fácil y sencillo lo ves todo ! La realidad es que todo era y es, tan contradictorio que saber qué hacer y tener la valentía de afrontarlo nos ha llevado toda la vida. Y ¿ a quien tratas de engañar presumiendo  ahora de seguridad y de tenerlo claro, o es que no nos conocemos?

--¡ Bah ! Siempre fuiste cobarde, no lo niegues. y, fíjate ahora la situación en la que estamos, marido, niños... ¡Uf!

--Pues sí pero, es ahora y no antes, cuando soy consciente  de que sólo hay una salida pero ¡ es asfixiante ! No sé cómo soportar la angustia que me está produciendo.

-- Bueno, tranquilízate. Hemos tomado finalmente la decisión y ya no hay marcha atrás. La cuestión es cómo y por quien empezar, Enrique, los niños...

-- Enrique no me preocupa, a fin de cuentas llevamos ya tantos años de distanciamiento que, muchas veces creo que sabe lo que realmente ocurre. Lo peor será con los niños. 

--Seguro que ellos lo comprenderán y lo acabaran aceptando porque se impondrá el cariño a cualquier otra consideración. Desde luego hay que esperar que, en principio, las reacciones serán de no creérselo y rechazarlo pero, poco a poco ya verás...

--Ya, sí pero, como es habitual tendré que ser yo sola la que afronte el mal momento.

-- Bueno, que quieres que te diga, recuerda lo que nos dijo la siquiatra: “trastorno de identidad disociativo de personalidad múltiple”. Y que eras tu la “visible” y yo la “oculta”. 

-- Bien, estoy decidida y dispuesta. La cuestión es ¿cómo lo hago, hacemos?

--Como te he dicho, creo que  hay que empezar por los niños.Ya son algo mayores y hay que esperar que alguno no reaccione del mejor modo pero, dales tiempo, no te asustes, ni te eches para atrás. Comprende que es demasiado inesperado lo que les estás contando: Que a tus cuarenta años pasando por ser una mujer con una vida normal y corriente, católica practicante, profesional seria, amante esposa de su marido y sus hijos, eres homosexual y dejas tu casa, tu familia y todo lo que es tu vida, para irte a vivir con la mujer de la que llevas enamorada media vida.

                     Juan Carlos                                                            Marzo2013

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