viernes, 31 de mayo de 2013

Una idea son mil historias...

                   Mi nombre es Paca. Soy la portera de éste edificio. Está situado en la intersección de dos calles del barrio de Argüelles de Madrid. Tiene cinco plantas y tres pisos por planta.Los balcones estan enmarcados por unas enormes escayolas y las rejas son muy bonitas. En la esquina, el balcon es redondo y se transforma en un gran mirador con una vista espléndida.
         Llevo aquí toda la vida, porque mis padres fueron los porteros hasta que murieron y aquí me quedé yo.
         Los vecinos son de lo más variopinto, pero la tónica general es que son gente acomodada y educada.
         Me voy a centrar solamente rn las personas que viven en tres pisos del edificio.
          En el 3º izquierda vive Dª Lidia. Tiene unos 50 años y está viuda por dos veces. El primer marido era Coronel de Aviación, ¡qué hombre más guapo, Dios mio!, con ese uniforme yel porte que tenía...; yo me quedaba embobada mirádolo cuando salía del ascensor. Se murió de unas fiebres que contrajo en no sé que pais, no sé si en China, India o algún pais de Sudamérica, da igual, lo cierto es que se murió casi sin darse cuenta.
         Dª Lidia se quedó tristísima y sola, ya que no tuvo hijos y como fué hija única no tenía familia. Una de sus amigas, la ayudó mucho a superar la soledad, haciéndola salir a reuniones, cenas, conciertos y demás. En una cena conoció a Ricardo, presidente de una empresa de cosméticos muy importante. Algo más joven que ell; no tenía el el porte de su primer marido, pero se quedó prendada de sus ojos verdes. Empezaron a salir y a conocerse, y acabaron casándose.
         Dª Lidia le daba cien vueltas a Ricardo, era mucho más inteligente y capaz que él.Le dió un cambio total a la compañía y poco a poco Ricardo se fué convirtiendo en su ayudante. Así pasaron algunos años, la empresa iba a más y Ricardo a menos. Un dia saliendo del teatro, se torció un pie con tan mala fortuna que se dió con el bordillo de la acera y allí se quedó frito. Dª Lidia tenía sentimientos encontrados: se quedaba otra vez sola,  lo echaba de menos  pero por otra parte, era como una liberación. Se recuperó pronto y bien. La compaía de cosméticos crecía y crecía, y abrió sedes en distintos paises, por tanto tenía que viajar mucho. Eso le encantaba y le ayudó a superar la soledad. Daba gusto verla salir cuando su chofer la esperaba para llevarla al aeropuerto, los trajes, los zapatos, las maletas...todo era maravilloso. Pero por encima de todo, estaba su sencillez y alegria en esa sonrisa que siempre me dedicaba; se interesaba por mí y por mi vida, yo, una simple portera, yeso era muy de agradecer.
         Había una persona en el edificio que la admiraba mucho; era su referente, no solo en su aspecto exterior, sino también en su forma de ser y de actuar.
         Ésta señora era de armas tomar, una nueva rica. Le había tocado la lotería, un buen pellizco, y como era madre soltera y eso estaba mal visto en el pueblo, en donde se ganaba la vida lavando y planchando por las casas, decidió irse a Madrid, instalarse en un buen sitio, e intenter que su hija Mª Claudia se relacionara con gente importante y encontrara un buen partido.
         Mª Claudia tenía otras aspiraciones yno asimilaba bien su nueva posición económica y social. Se hizo muy amiga de la vecina del piso de abajo. Ella y su madre vivian en el 5ªcentro y ésta vecina en el 4ª derecha. Tenía unos 30 años y era de una belleza impresionante. Vivía con su ama de llaves. Su casa era como un paraiso: los muebles comprados en anticuarios, las pinturas que colgaban en las paredes, eran reproducciones valiosasy otras de pintores que ya se cotizaban en el mercado. Las paredes del salón estaban enteladas con unas telas de brocado y su dormitorio, con papeles pintados traidos de Inglaterra. La cama, enorme, con dosel, la cocha los cojines y sábanas  de raso  en unos tonos muy suaves. La luz tamizada por las cortinas, y un olor a limon, canela y clavo, hacían que los sentidos se recrearan en ese ambiente.
         La madre de MªClaudia, no quería que su hija tuviera ninguna relación con esta vecina, porque decía que era de una moral dudosa. De dudosa nada.Era una gran prostituta de lujo. A sucasa acudían gran parte de la sociedad burguesa de Madrid ,políticos y algún prelado relevante. Siempre le decía a Mª Claudia que tenía que ser culta, refinada y sesual sin que nada sobresaliera, todo dentro de una suavidad y armonía.

         Era una batalla campal entre Mª Claudia y su madre, porque ésta quería que fuera Dª Lidia quien le diera ejemplo de vida. 

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