lunes, 13 de mayo de 2013

Relato erótico

TRABAJO 12. 6-5-2013 RELATO ERÓTICO
 Era la hora del lubricán. El ambiente estaba sereno y los olores de frutas y flores llenaban la habitación con ráfagas de la brisa que movía las cortinas Ya tenía puesto el camisón negro de seda que le había traido en una ocasión. La espera y los preparativos, la llenaban de ansiedad. Siempre quedaban a ésta hora, porque ya no había prisa. Se regalaban mutuamente el final de la jornada, antes de que llegara definitivamente la noche. Prepara la música. Tiene cosas muy variada, no sabe cómo vendrá hoy: Mozart?, Sostakovich?, Jazz?,Boleros? Películas?...lo que quiera y le apetezca. Un cigarrillo y un vermut rojo, hacen la espera más llevadera. En el no hacer nada, de la espera, recuerda...sus manos llenas de esa ternura apasionada que la vuelve loca; su cara acercándose y rozándole la suya con su pelo como el preludio de una caricia; sus brazos rodeándole el cuerpo en un abrazo que parece no tener fin, sintiendose cómodo, con ganas de no soltarse nunca. Piensa en cómo empezó todo, hace ya más de diez años. Fué en el Festival de Música de Perelada. La orquesta a la que pertenecian, él violinista y ella arpista, había sido invitada a participar en el Festival. El concierto había sido magnífico. Desùés de la cena, con todos los compañeros, como tantas veces, con charlas tranquilas y distendidas, él se acercó para ofrecerle una copa... Algo pasó...de compañeros pasaron a amigos... a cómplices...De unir las notas, pasaron a unir sus curpos en una plenitud de armonía y energía. Aquello era el paraiso. Eran cuatro manos sacando las mejores melodías de sí mismos. La sensibilidad de sus almas se desbordaba cuando se recorrian y se tomaban. Cada recodo de piel,hacía surgir un fuego en el que se fundian los dos cuerpos en uno solo. Desde entonces, y había pasado mucho tiempo, seguian viéndose libremente, sin ataduras, haciendo de cada encuentro un momento supremo, necesitándose el uno del otro con hambre y sed de labios y caricias. El ruido del motor del coche la saca de la ensoñación. Ya llega. Al abrir la puerta,sus miradas se encuentran como el primer movimiento de la sinfonía que van a ejecutar.
 Mari Carmen Lasarte

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cuenta, cuenta...