domingo, 22 de febrero de 2015

Mundos paralelos

Nº de secuencia: 1

Descripción del lugar:

Cuarto pequeño y estrecho, mal ventilado. Sin ventanas, sólo un pequeño respiradero en la parte más alta de la pared opuesta a la puerta, por el que a veces se oye cantar un pajarillo.
Una bombilla de alto voltaje pende del techo.
Como mobiliario, un colchón en el suelo, cubierto con unas mantas marrones a rayas hechas jirones, una mesa auxiliar coja de una pata a la que le falta un cajón, una silla plegable, un pequeño lavabo y un váter.
Sobre la mesa auxiliar, una bandeja con restos de comida, servilletas usadas y una botella de plástico con un poco de agua.
En el suelo, contra las paredes, se amontonan libros viejos y periódicos.


Ext/Int: Interior

Día/Noche: La falta de luz natural impide saber a ciencia cierta qué momento del día es.

Preámbulo:

Nuestra protagonista Lleva tanto tiempo encerrada que el miedo y la angustia iniciales habían desaparecido hacía mucho, dejando sitio a una suerte de resignación.
Pero algo ha cambiado en Ana esta mañana al colocar sobre el montón de libros el libro correspondiente al día 58 de encierro: Muerte de un viajante.


Personaje/Emoción: Ana / meditabunda, abatida

Diálogos:

Cincuenta y ocho días aquí metida. ¿Qué querrán de mí? A veces he oído sus voces, amortiguadas, pero nunca les he visto. A veces cantan canciones dulces, suaves. Parece que estuvieran dedicadas a mí.
No sé en qué momento dejan la comida aquí. Debe ser cuando estoy dormida, porque nunca les veo. Y, ahora que lo pienso, nunca han intentado hacerme daño.
Ni siquiera recuerdo cómo llegué aquí.
Es todo tan raro.
Cincuenta y ocho días. Ya habrá pasado enero entero. Debe ser mediados de febrero.
Mediados de febrero. El cumpleaños de mi hijo debe estar cerca. Y no estaré.
Tengo que salir de aquí.

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Nº de secuencia: 2

Descripción del lugar: mismo escenario de la secuencia anterior.

Ext/Int: Interior

Día/Noche: Iguales condiciones lumínicas que en secuencia anterior.

Preámbulo:

La protagonista deambula por la habitación, nerviosa. Se muerde las uñas. Siente que ha llegado el momento de hacer algo, de intentar cambiar su situación de encierro, aunque no sabe bien cómo actuar.
Ana no se atrevía a abrir la puerta de la habitación. Debía salir al pasillo y de ahí, a la calle. No la dejarían escapar de aquella casa tan fácilmente.
Su mente trabaja rápido. Ve imágenes a mucha velocidad pasando delante de ella. Intenta serenarse.


Personaje/Emoción: Ana / Nerviosa, alterada, pero resuelta

Diálogos:

Tengo que salir de aquí.
No sé por qué no lo he intentado antes. ¿Qué hago aquí? Si esto no parece una amenaza, ¿qué me ha retenido?
Oigo voces fuera. Tendré que esperar a que se vayan. Aunque, un momento... ¿Me llaman?
Debo estar volviéndome loca. Dicen mi nombre. Sí. Ahora lo escucho claramente. Me llaman.
¿Y si en realidad la puerta nunca estuvo cerrada?
Probaré...
¡Se ha abierto!

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Nº de secuencia: 3

Descripción del lugar:

Habitación aséptica de hospital. Una cama ortopédica un poco incorporada en la que descansa una mujer, intubada.
Una silla junto a la cama, también una mesa auxiliar con restos de comida, botellas de agua.
Distintos aparatos zumban y pitan a intervalos regulares.
Un sofá contra la pared, bajo una ventana fija. Encima del sofá, un abrigo marrón con rayas, un bolso, y varios libros y periódicos. Destaca sobre todos ellos un ejemplar de Muerte de un viajante, de Arthur Miller.
Una luz blanca, potente, pende del techo.
Un hombre con bata azul examina a la mujer que está tumbada en la cama.
Otra mujer observa la escena entre sollozos.

Ext/Int: Interior

Día/Noche: Las cortinas de la ventana fija están corridas, por lo que es difícil saberlo.

Preámbulo:

Ana lleva casi dos meses en coma por un accidente de coche.
Un momento antes de comenzar esta secuencia, Ana ha movido una mano, la cabeza, ha abierto los ojos, ha mirado alrededor y ha preguntado: “¿Qué día es hoy?”


Personaje/Emoción:

Ana / Desorientada.
Adela, su madre, emocionada.
El doctor Mateo.


Diálogos:

– Bien, parece que, efectivamente, Ana ha salido del coma.
– Qué alegría, doctor, por fin.
– Ana, soy el doctor Mateo ¿cómo se encuentra? ¿Sabe dónde está? ¿reconoce a esta mujer? Cuando haya descansado un poco volveré para hacerle unas preguntas.